miércoles, 18 de junio de 2025

Los Rostros de la Seguridad; Conceptos y Múltiples Dimensiones


Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Hablar de seguridad es abordar una variedad de enfoques que, aunque interrelacionados, tienen objetivos, alcances y metodologías distintas. Desde lo personal hasta lo global, la seguridad adopta distintas formas que reflejan los desafíos del entorno contemporáneo.

La seguridad ciudadana se enfoca directamente en la protección de las personas frente a delitos comunes como el hurto, homicidio, violencia interpersonal o el microtráfico. Su gestión se centra en modelos de prevención como el patrullaje focalizado, la participación comunitaria y los voluntariados vecinales, quienes actúan como actores clave en la articulación entre comunidad y autoridades. Este enfoque privilegia el entorno local y la relación directa entre ciudadanos y Fuerza Pública La tasa de homicidios, uno de sus principales indicadores, se calcula dividiendo el número total de homicidios registrados en un año por el total de la población, y multiplicando el resultado por 100.000. Este resultado permite comparar niveles de violencia letal entre territorios y establecer prioridades en políticas públicas.

Por otro lado, la seguridad pública amplía el espectro, pues no solo atiende el delito común, sino también el orden público, las protestas sociales, los disturbios, la protección de infraestructuras críticas y el cumplimiento de normas civiles y administrativas. Involucra la gestión territorial del orden social, garantizando la paz y el respeto a las normas mediante entidades como la Policía Nacional, El Ejército Nacional, y el ministerio del interior y los organismos judiciales.

La seguridad humana, de enfoque más moderno, trasciende lo policial. Aquí el concepto de seguridad se vincula al desarrollo: salud, educación, alimentación, medio ambiente y libertades. Propuesto por Naciones Unidas, su lógica es proteger a la persona de amenazas estructurales más allá del crimen, como la pobreza extrema, el desempleo o el desplazamiento forzado.

En otro plano está la seguridad cibernética, que busca proteger los sistemas informáticos y redes digitales frente a amenazas como el robo de datos, ataques de malware o suplantación de identidad. Es un tipo de seguridad intangible pero vital en un mundo digitalizado, donde la información es tan valiosa como un bien físico.

Hablando de bienes físicos, la seguridad física se orienta en salvaguardar instalaciones, personas y activos materiales. Utiliza medios como cámaras, accesos controlados, vigilantes privados y protocolos de evacuación, siendo vital tanto en empresas privadas como en entidades de orden estatal.

La seguridad transnacional responde a fenómenos criminales que cruzan fronteras: trata de personas, narcotráfico, minería ilegal, terrorismo, tráfico de armas y lavado de activos. Este tipo de seguridad requiere cooperación internacional, inteligencia conjunta y marcos jurídicos supranacionales.

La seguridad vial, aunque muchas veces subestimada, salva vidas diariamente. Se enfoca en la prevención de accidentes de tránsito a través de infraestructura adecuada, control de velocidad, campañas educativas y normas estrictas. En países con altos índices de siniestralidad vial, este enfoque es prioritario.

Finalmente, la seguridad nacional implica la protección del Estado frente a amenazas internas o externas, sean militares, económicas, políticas o cibernéticas. Es la más estratégica y comprende las capacidades de defensa, contrainteligencia, diplomacia y control de fronteras.

Comparar estos tipos de seguridad permite entender que, aunque parten de una misma necesidad –proteger la vida, los derechos y los bienes, cada una responde a niveles distintos de amenaza: desde el barrio hasta el ciberespacio, desde el ciudadano hasta el Estado. Su diferencia no solo está en el nivel territorial o el tipo de amenaza que abordan, sino también en los actores que participan, los métodos que emplean y los fines que persiguen. Una política de seguridad integral debe comprenderlas todas y articularlas para que no trabajen aisladas, sino en red. Solo así, la seguridad deja de ser reactiva y se convierte en una garantía real para el bienestar humano.

martes, 17 de junio de 2025

Cinco claves para entender el conflicto entre Israel e Irán


Por: CARLOS ANDRES COTES M.

El conflicto entre Israel e Irán ha escalado hasta convertirse en una de las tensiones geopolíticas más peligrosas del mundo actual. Lo que sucede entre estas dos potencias del Medio Oriente no es un simple 
enfrentamiento militar, sino una pugna estratégica, ideológica y global que involucra armas nucleares, recursos energéticos, estabilidad interna y alianzas internacionales. Para entender lo que realmente está en juego, estas son cinco claves esenciales:

1. La amenaza nuclear iraní
Irán ha estado enriqueciendo uranio a niveles cercanos necesarios para fabricar armas nucleares. Se estima que, antes del reciente estallido del conflicto, Teherán estaba a solo semanas de producir material suficiente para fabricar hasta 15 bombas atómicas. Este escenario representa una amenaza existencial para Israel, que ha advertido que no permitirá que Irán posea armamento nuclear. Para Tel Aviv, una bomba bastaría para intentar borrarla del mapa. Por eso, Israel continuará atacando las instalaciones nucleares iraníes hasta alcanzar uno de tres objetivos: destruir gran parte del programa atómico, forzar a Irán a aceptar un nuevo acuerdo nuclear, o provocar el colapso del régimen iraní.

2. El escudo israelí: su red antimisiles
Una de las razones por las que Israel ha logrado resistir múltiples ataques simultáneos es su impresionante sistema de defensa antiaérea. A nivel 1, cuenta con la famosa Cúpula de Hierro, diseñada para interceptar cohetes de corto alcance y drones. A nivel 2, dispone de la Honda de David, eficaz contra misiles de medio alcance. Y a nivel 3, opera el sistema Arrow, capaz de interceptar misiles balísticos de largo alcance. Estas capas están interconectadas mediante radares avanzados e inteligencia artificial, lo que convierte a Israel en una de las naciones mejor protegidas del mundo frente a ataques aéreos.

3. El factor energético y el estrecho de Ormuz
Irán es un importante productor de petróleo y gas. Israel ha identificado sus infraestructuras energéticas como objetivos estratégicos: al golpear estas fuentes, se debilita tanto la economía como la capacidad militar del régimen. Pero el punto más sensible es el estrecho de Ormuz, un canal marítimo por donde transita buena parte del crudo y gas que abastece al mundo. Irán ha amenazado con cerrarlo si se siente acorralado, lo que causaría un colapso energético global. Sin embargo, este paso está patrullado por fuerzas navales de EE.UU. y Europa, que difícilmente permitirían un bloqueo prolongado.

4. La fragilidad interna del régimen iraní
El régimen iraní enfrenta uno de sus momentos más críticos desde su fundación. En la guerra contra Israel, en cuestión de días, perdió gran parte de su cúpula militar, muchas de sus bases y casi toda su defensa aérea, incluso en Teherán. Esto ha evidenciado una enorme debilidad frente a la superioridad militar israelí. Además, el país vive una efervescencia social interna que no ha desaparecido. Desde 2022, con el lema “Mujer, Vida, Libertad”, miles de jóvenes y mujeres protestan contra la represión, la crisis económica y la falta de libertades. Irán, además, enfrenta divisiones étnicas con grupos kurdos, baluchíes y suníes que podrían actuar como desestabilizadores internos.

5. Los respaldos internacionales: EE.UU. y el “Eje de la Resistencia”
Israel cuenta con el respaldo de Estados Unidos, su principal aliado. Irán, por su parte, lidera el llamado “Eje de la Resistencia”, conformado por Hezbollah, milicias iraquíes, los hutíes y Hamas. Si bien se esperaba que este eje respondiera de forma coordinada a un ataque israelí, Israel fue táctico al neutralizar previamente a Hamas en Gaza y debilitar a Hezbollah en el Líbano. Esto impidió una guerra regional inmediata. Por ahora, EE.UU. ha evitado participar directamente, buscando una salida diplomática, pero si el conflicto se prolonga, es posible que más países se alineen con Israel. En cuanto a las potencias árabes sunitas, aunque se mantienen al margen, comparten un interés común: impedir que Irán obtenga armas nucleares.

En conclusión, el conflicto entre Israel e Irán es una confrontación multifacética donde convergen la amenaza nuclear, la superioridad tecnológica, las tensiones internas, el impacto económico global y los juegos de poder regionales. Aunque aún hay espacio para la diplomacia, la dinámica actual sugiere que, si uno de los actores no cede, la escalada puede arrastrar a toda la región a un escenario de guerra prolongada y de consecuencias impredecibles.

lunes, 16 de junio de 2025

Seguridad Ciudadana y Pública, Motor del Desarrollo en las regiones


Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Hablar de desarrollo económico, turístico y social en los territorios sin referirse primero a la seguridad ciudadana y pública es desconocer el corazón mismo que hace latir las dinámicas de una región. La seguridad no es un elemento más dentro del engranaje institucional; es el fundamento que permite que todo lo demás funcione: desde la inversión empresarial, hasta la llegada de turistas y la generación de empleo. Sin seguridad, no hay desarrollo posible.

En países donde grupos ilegales imponen control territorial, los fenómenos delictivos como la extorsión se vuelven cotidianos. Micro, pequeños y medianos empresarios que son el verdadero motor de las economías locales, se ven obligados a pagar “vacunas” para sobrevivir. Quienes no pueden responder a estas exigencias criminales, terminan quebrando sus negocios, dejando tras de sí locales cerrados, familias afectadas y empleos perdidos. La extorsión actúa como un veneno silencioso que, gota a gota, asfixia cualquier iniciativa de emprendimiento.

De igual manera pasa con la  amenaza del secuestro. Esta práctica atroz no solo destruye la estabilidad emocional de las víctimas y sus familias, sino que también ahuyenta la inversión. Ningún empresario o inversionista nacional o extranjero apostará por un país donde la libertad y la vida misma están en riesgo. Tal cual ocurre con los bloqueos viales promovidos por estructuras criminales que utilizan a la población civil como escudo o fachada, afectando el tránsito por vías esenciales para el comercio y el turismo.

Cuando un turista percibe riesgo, simplemente no llega. Los destinos con potencial cultural, natural o histórico pierden visitantes, y con ellos ingresos, empleo y promoción. Las rutas que deberían conectar sueños y oportunidades se ven cerradas por el miedo. La consecuencia es directa: hoteles vacíos, restaurantes cerrados y comunidades sumidas en la frustración.

La percepción de seguridad es casi tan importante como la seguridad misma. Cuando las comunidades sienten que su entorno es seguro, los negocios florecen, los mercados se amplían y el empleo se fortalece. La inversión llega no solo con incentivos económicos, sino con garantías básicas: orden público, justicia, presencia estatal y control territorial.

Por eso, hablar de seguridad ciudadana y pública no es un tema exclusivo de la Fuerza Pública o de los gobiernos. Es un tema de desarrollo, de futuro. Es la piedra angular sobre la que se construyen regiones competitivas. La seguridad no es solo la ausencia de violencia; es la presencia activa del Estado, del apoyo de la comunidad, del respeto por la ley, del control legítimo del territorio. Y solo a partir de esa base, es que florecen el turismo, la inversión y el empleo.

domingo, 15 de junio de 2025

El momento más débil del régimen iraní


Por: CARLOS ANDRES COTES M.

Irán atraviesa el periodo más vulnerable desde la consolidación de su revolución islámica. Tras una operación quirúrgica por parte de Israel, en la que fueron eliminados miembros clave de la cúpula militar y varios de los principales científicos nucleares iraníes, el régimen de los ayatolás se tambalea en su propia estructura. Lo que antes eran advertencias, hoy son hechos consumados: Israel ya no combate a través de terceros o fronteras indirectas; ahora, el enfrentamiento es directo, frontal y sin precedentes.

La posibilidad de una catástrofe nuclear se cierne sobre la región. La infraestructura atómica iraní, golpeada duramente por los ataques, plantea un nuevo y alarmante escenario: la liberación no controlada de material nuclear al ambiente. Lo que empezó como una ofensiva estratégica podría devenir en un desastre de escala global si alguna instalación crítica colapsa. Por primera vez, la amenaza nuclear ya no es solo bélica, sino ecológica y humanitaria.

A nivel interno, el régimen iraní enfrenta un dilema existencial. Su caída puede producirse de dos formas: desde arriba o desde abajo. Desde arriba, significaría una rebelión militar, un escenario poco probable en un país donde las fuerzas armadas han sido cuidadosamente subordinadas al poder religioso. Desde abajo, implica que la población, exhausta de la represión y las crisis económicas, se levante en masa contra las autoridades religiosas. Solo si las calles se llenan de ciudadanos exigiendo un cambio real, la legitimidad que aún ostenta el régimen podría colapsar.

Pero acabar con el ayatolá no es suficiente. La figura del líder supremo, por poderosa que sea, forma parte de un entramado teocrático que tiene mecanismos de sucesión bien establecidos. Eliminar o neutralizar al ayatolá actual no garantiza el fin del sistema. El régimen, como tal, podría continuar con otro rostro, pero con la misma lógica de control. Pero el gobierno de Israel manifiesta que la única vía efectiva para desmantelar el régimen es minar su legitimidad frente a sus propios ciudadanos y eliminar al Ayatolá.

Y es ahí donde Israel ha logrado avances significativos. Ha doblegado a los "proxys" iraníes en Líbano, Siria, Irak y Yemen, evidenciando que el régimen de Teherán ya no puede proteger ni sus intereses ni su retórica revolucionaria. Esa pérdida de capacidad para proyectar fuerza socava, poco a poco, la percepción de invulnerabilidad del poder iraní. Si Israel continúa avanzando en este terreno —militar y simbólicamente— el régimen puede llegar a un punto de no retorno. Y en ese punto, no será necesario un misil para acabar con el ayatolá: bastará con que su pueblo ya no lo crea invencible.

sábado, 14 de junio de 2025

Operación León Naciente, el rugido de Israel frente a la amenaza iraní

Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

La historia del Medio Oriente suma un nuevo capítulo de alta tensión con la reciente y fulminante acción militar emprendida por Israel: la “Operación León Naciente”. Esta ofensiva, lanzada hace apenas dos días, marca un punto de inflexión en el prolongado pulso geopolítico entre dos potencias militares de orígenes, credos y visiones de mundo opuestas: Israel e Irán.

Aunque para muchos este conflicto ha sido percibido como una prolongación de enfrentamientos históricos y religiosos, lo cierto es que el problema trasciende lo ideológico. Irán, en las últimas décadas, no solo ha financiado milicias extremistas como Hezbolá, la Yihad Islámica, los hutíes en Yemen y otros grupos hostiles a Israel, sino que ha avanzado sigilosamente en el desarrollo de su programa nuclear. Fuentes de inteligencia sostienen que está a punto de culminar la producción de hasta 15 bombas atómicas, cada una con el poder suficiente para borrar del mapa a Israel, un país de poco más de 9 millones de habitantes.

A pesar de los más de 2000 kilómetros que separan físicamente a Irán de Israel, la distancia no representa una barrera para la potencia tecnológica y militar israelí. Durante las primeras cuatro horas del inicio de la “Operación León Naciente”, Israel asestó un golpe demoledor: eliminó gran parte del alto mando militar de la Guardia Revolucionaria iraní en Teherán, destruyó defensas antiaéreas clave y atacó objetivos estratégicos en instalaciones nucleares y fábricas de misiles. Un ataque quirúrgico, sin precedentes, posible gracias a años de inteligencia del Mossad, que ha logrado infiltrar profundamente las redes terroristas y militares de Irán y sus aliados.

Israel libra actualmente una guerra de múltiples frentes: Gaza con Hamás, el sur del Líbano con Hezbolá, Siria con milicias proiraníes, el mar Rojo con los hutíes y ahora directamente contra Irán. Pero lejos de tambalear, demuestra su capacidad de resistir, responder y defender su soberanía con precisión y determinación.

El fantasma del Holocausto sigue presente en la memoria colectiva de Israel. La aniquilación de más de seis millones de judíos por el régimen nazi hace ocho décadas forjó en el pueblo israelí un compromiso indeclinable: no permitir que la historia se repita. Por eso hoy, Israel no espera a ser víctima, actúa para asegurar su supervivencia. Se ha convertido en una nación que no solo produce ciencia, tecnología y alimentos en pleno desierto, sino que también ruge como un león cuando su existencia está en juego.

sábado, 7 de junio de 2025

GAO y GDO - Entre el poder, el territorio y la política del delito - "Definiciones y Conceptos"

D.R.A

En el complejo panorama del conflicto armado y la criminalidad en Colombia, resulta fundamental establecer una diferenciación entre los Grupos Armados Organizados (GAO) y los Grupos Delincuenciales Organizados (GDO). Si bien ambos participan en actividades ilegales que afectan la seguridad y tranquilidad de las comunidades, existen diferencias profundas en cuanto a su dimensión, estructura, proyección y, sobre todo, su reconocimiento político.

Para alcanzar el estatus de GAO, un grupo debe cumplir con ciertos factores determinantes: una amplia capacidad de expansión territorial, un número considerable de integrantes, y la comisión de delitos de alto impacto como el narcotráfico, el secuestro, la extorsión sistemática, los homicidios múltiples y los ataques a la fuerza pública. Estos grupos operan bajo una lógica casi militar, con estructuras jerárquicas definidas y redes logísticas robustas que les permiten sostener una presencia constante en varios departamentos del país. Por ello, el Estado, consciente de su capacidad de daño, suele reconocerlos como actores armados con los cuales eventualmente se podrían entablar diálogos o procesos de paz.

En contraste, los GDO presentan una configuración mucho más reducida. Aunque también poseen cierto nivel de organización, sus estructuras son menos complejas y su influencia territorial se limita a zonas urbanas o rurales específicas. Su accionar gira en torno a economías ilegales como el microtráfico, la extorsión local, el hurto, el contrabando o el sicariato. A pesar de que representan una amenaza real para la seguridad ciudadana, su nivel de sofisticación y poder de fuego es significativamente inferior al de los GAO.

Cabe destacar que muchos GAO comenzaron siendo GDO. Con el tiempo, su crecimiento sostenido, la crueldad de sus acciones y su capacidad para desestabilizar regiones enteras los fue posicionando como actores de peso en la escena nacional. Esta evolución les permitió adquirir un estatus político diferenciado, lo que explica por qué, mientras los GAO son considerados interlocutores válidos en procesos de paz, los GDO siguen siendo objeto de operativos policiales, militares y judiciales.

Este panorama se ha complejizado aún más en los últimos años. Algunos GDO, que antes tenían una presencia local limitada, ahora buscan expandirse hacia otros departamentos, generando disputas territoriales con otros actores ilegales, incluidos los GAO. Esta dinámica ha provocado la redefinición de las llamadas “zonas grises”, especialmente en límites departamentales donde la presencia institucional es débil. En estas áreas, la confrontación entre grupos ilegales se intensifica, incrementan los índices de violencia y resurgen delitos atroces como el secuestro, la extorsión masiva, la trata de personas y el desplazamiento forzado.

A partir de lo anterior, se puede afirmar que la diferencia más significativa entre GAO y GDO no radica solamente en su estructura o capacidad operativa, sino también en el estatus político que pueden llegar a alcanzar. Los GAO, al consolidarse como amenazas estratégicas para el Estado, obtienen un reconocimiento que los pone en condiciones de negociar, mientras que los GDO quedan relegados a la marginalidad criminal. Sin embargo, esta forma de reconocimiento plantea serios interrogantes sobre la legitimidad de los procesos de paz y la manipulación del conflicto armado como un negocio persistente que, ante la falta de soluciones estructurales, perpetúa la guerra y la criminalidad.

En esta línea, la promulgación de la Ley 2272 de 2022 ha introducido una nueva dimensión al debate. Esta norma estableció una diferenciación adicional entre los GAO y las llamadas Estructuras Armadas de Crimen de Alto Impacto (EACAI). Mientras que a los primeros se les habilitan canales para diálogos de paz, a las segundas se les propone una sujeción a la justicia. Esta distinción ha generado discusiones jurídicas y políticas, al poner en tensión los límites entre lo político y lo criminal dentro de los marcos legales vigentes.

A esta diferenciación se suma la Directiva 015 de 2016 del Ministerio de Defensa, mediante la cual el Estado colombiano refinó su enfoque estratégico. Esta directiva estableció lineamientos claros para enfrentar a los GAO bajo el marco del Derecho Internacional Humanitario (DIH), y a los GDO bajo el paraguas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos (DIDH), asignando a cada grupo una respuesta estatal diferenciada.

Así, las Fuerzas Militares asumen el combate directo contra los GAO, dada su estructura armada, capacidad de fuego y control territorial. Estas operaciones, enmarcadas en el DIH, reconocen la beligerancia del fenómeno y permiten aplicar tácticas militares con mayores márgenes operativos. Por su parte, la Policía Nacional lidera las acciones contra los GDO, priorizando la investigación criminal, la captura y la judicialización.

En este contexto, la creación del Protocolo de Caracterización GAO ha sido una herramienta clave para evitar ambigüedades. Este instrumento técnico permite establecer con precisión si una organización debe ser tratada como un grupo armado organizado o como una estructura criminal común. Su correcta aplicación previene tanto excesos operacionales como errores jurídicos durante las intervenciones estatales.

Finalmente, es importante reiterar que un Grupo Armado Organizado (GAO) es aquel que posee una estructura jerárquica, capacidad de actuación armada continua, control territorial y enfrenta sistemáticamente al Estado. Su accionar, más allá del interés económico, representa una amenaza estratégica que exige una respuesta bajo el DIH. En cambio, un Grupo Delincuencial Organizado (GDO) tiene como objetivo principal la obtención de beneficios materiales mediante la comisión de delitos, sin que su estructura ni su accionar alcancen el umbral del conflicto armado interno. Esta diferenciación legal es crucial para orientar adecuadamente la acción del Estado, y evitar confusiones que puedan traducirse en errores operativos o jurídicos.

viernes, 6 de junio de 2025

Indiana Jones: Aventuras que Marcaron una Generación


Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Desde que por primera vez, siendo apenas un niño a comienzos de los años 80, vi Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, entendí cuál sería mi género cinematográfico favorito para siempre: la aventura. Ver a Harrison Ford, uno de los actores más emblemáticos y carismáticos del cine internacional, encarnar al intrépido arqueólogo con sombrero y látigo fue como abrir una puerta a un mundo de misterios, culturas antiguas, peligros ocultos y paisajes exóticos que aún hoy, décadas después, siguen fascinándome.

Aquella película no solo marcó el inicio de una de las sagas más importantes del cine moderno, sino que sembró en mí una pasión por los relatos de búsquedas de tesoros, de ruinas perdidas, de civilizaciones olvidadas y del enfrentamiento entre el conocimiento histórico y la codicia. Ver a Indiana sortear trampas mortales en templos ocultos o descifrar acertijos milenarios fue más que entretenimiento: fue inspiración.

Recuerdo también que, en 1984, nuestros padres nos regalaron a mi hermano mayor y a mí una consola Atari, traída desde el extranjero. Mi única petición fue que trajera el videojuego de Indiana Jones: Raiders of the Lost Ark. Y así fue. Durante años nos sumergimos en ese juego, avanzando nivel tras nivel como si estuviéramos dentro de la misma película, enfrentándonos a retos similares a los del héroe cinematográfico. Cada partida era una expedición.

Es justo destacar la labor de Lucasfilm, la productora detrás de esta maravilla cinematográfica. Sus películas son joyas de producción: desde los efectos especiales hasta los escenarios, pasando por las bandas sonoras inolvidables y los guiones que mezclan acción, humor, historia y emoción. No es casualidad que la saga haya conquistado a generaciones enteras. Indiana Jones no es solo un personaje: es un símbolo cultural.

Con cinco películas, la saga de Indiana Jones ha sabido mantenerse vigente, reinventándose sin perder la esencia que la hizo grande. Para mí, ninguna supera el impacto de la original, pero cada una aporta algo único al universo del personaje. Y aunque el tiempo pasa, sigo convencido de que Harrison Ford es y debe ser Indiana Jones. Nadie ha llevado con tanto carisma y autenticidad ese papel. Ojalá pudiera seguir interpretándolo hasta el final de sus días.

Porque hay películas que se disfrutan, y otras que se convierten en parte de la vida. Para mí, Indiana Jones siempre será la mejor aventura jamás contada

martes, 3 de junio de 2025

La Telaraña de Zelensky: Inteligencia, Guerra y Estrategia en Acción...


Por: CARLOS ANDRES COTES M

La reciente "Operación Telaraña", ejecutada por Ucrania contra infraestructuras militares rusas, ha dejado claro que la guerra moderna no solo se libra con armamento pesado, sino con inteligencia, paciencia y precisión quirúrgica. Detrás de esta operación está la visión estratégica de un presidente que ha demostrado ser mucho más que un símbolo de resistencia: Volodímir Zelensky.

Zelensky no es un militar de carrera, pero ha asumido el rol de comandante en jefe con una disciplina y astucia poco vistas en líderes contemporáneos. Su lenguaje corporal, su postura firme, y su forma de vestir –siempre en ropa táctica, incluso en visitas diplomáticas de alto nivel como a la Casa Blanca o al Vaticano– no son detalles menores. El mensaje es claro: es un presidente en guerra, activo las 24 horas, que no baja la guardia ni siquiera en los espacios donde la diplomacia suele suavizar las formas.

Quienes lo observamos durante su visita a Washington, en reunión con el entonces presidente Donald Trump, pudimos ver en él a un líder que domina el arte de la comunicación no verbal. Con solo sus manos, su mirada y su control del espacio, fue capaz de enviar un doble mensaje: apertura al diálogo y firmeza inquebrantable frente al enemigo. Zelensky entiende el valor de la percepción y la simbología en el teatro de la política internacional.

La “Operación Telaraña” es una demostración impactante del nivel de sofisticación que ha alcanzado Ucrania en materia de inteligencia y contrainteligencia. Planificada durante más de 18 meses, consistió en la infiltración de 117 drones en territorio ruso, camuflados dentro de contenedores de carga de puertas automáticas. Durante año y medio, esos dispositivos permanecieron inactivos, escondidos a plena vista, hasta que fueron activados remotamente desde más de 4.000 kilómetros de distancia. El resultado: ataques simultáneos a cinco aeropuertos militares rusos y la destrucción de 41 aeronaves, entre bombarderos y cazas, causando pérdidas estimadas en 7.100 millones de dólares.

Este golpe certero no solo desestabiliza a Rusia en el plano operativo, sino que evidencia una realidad incómoda: Ucrania, pese a ser más pequeña y con menos recursos, ha sabido utilizar el arte de la guerra moderna con una maestría que recuerda que no hay enemigo pequeño, solo inteligencia mal empleada.

Zelensky ha sabido rodearse de estrategas capaces y ha comprendido que la guerra también se gana en el terreno simbólico, informativo y diplomático. Ha convertido a Ucrania en una causa global, ganándose el respaldo de Europa y buena parte del mundo. La operación Telaraña marca un antes y un después: no solo por su precisión técnica, sino por lo que revela sobre el nuevo rostro del conflicto y el papel clave de los liderazgos que comprenden el poder de la inteligencia como arma principal.

 

Los Rostros de la Seguridad; Conceptos y Múltiples Dimensiones

Por: CARLOS ANDRÉS COTES M. Hablar de seguridad es abordar una variedad de enfoques que, aunque interrelacionados, tienen objetivos, alcance...