D.R.A
Por primera vez, Washington ha catalogado a un cartel de droga, el llamado Cartel de los Soles, como Organización Terrorista Extranjera (FTO), cuando antes este tipo de grupos eran etiquetados como Organizaciones Criminales Internacionales. El cambio no es semántico: es un salto de categoría con profundas implicaciones.
Ingresar en la lista de Terroristas Globales Especialmente Designados (SDGT) significa estar en el mismo nivel que Al Qaeda o Hamás. Esto activa una jurisdicción militar y judicial extraterritorial: los señalados se convierten en objetivos legítimos en cualquier punto del planeta. La Constitución y la Resolución de Poderes de Guerra de 1973 facultan al presidente de Estados Unidos para ordenar ataques ofensivos o defensivos contra organizaciones terroristas sin la autorización previa del Congreso, al menos durante 60 días, con una prórroga de 30 más.
Además, bajo la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar (AUMF) de 2001, el presidente podría justificar acciones militares contra aquellos considerados vinculados a amenazas terroristas que comprometan la seguridad nacional. En este marco, la designación de Maduro y su círculo no solo es una advertencia diplomática: es la apertura formal de un escenario en el que Estados Unidos podría, legal y políticamente, actuar de forma directa, con consecuencias que van mucho más allá del discurso.
Informantes señalan que, desde Venezuela, se envían anualmente más de 1.200 aeronaves con fines relacionados con el narcotráfico. Por lo que se puede apreciar en los medios informativos: Maduro, más maduro que nunca, valga la redundancia.
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