lunes, 26 de mayo de 2025

Entre La Junta y Patillal, nació un canto inmortal

Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Cada 26 de mayo, los corazones vallenatos y de otras partes del mundo laten con más fuerza. Y es que en esa fecha, hace ya 68 años, nació un hombre con un talento innato, irrepetible, que llevaría la esencia del folclor a rincones donde nunca antes había llegado. Diomedes Díaz Maestre, el hijo predilecto de La Junta, fue más que un cantante; fue una leyenda, un fenómeno musical que llevó el vallenato por el mundo.

Su voz melodiosa, su estilo inconfundible marcaron su obra. Incluso cuando grabó composiciones modernas, supo escoger lo mejor de lo mejor, dándole su sello personal sin perder la raíz campesina que siempre lo caracterizó. Diomedes cantaba lo que el pueblo sentía, lo que la gente vivía. Su música es un espejo del alma popular.

Personalmente, escucharlo es una máquina del tiempo. Sus canciones me transportan a momentos específicos de mi vida, a esos años cuando lanzaba sus LP y en muchas partes de Colombia esperaban con ansias sus nuevas producciones. Fue acompañado por los más grandes del acordeón,  cada uno de ellos, supo entender el estilo del Cacique, ese estilo único que se traducía en interpretaciones memorables y grabaciones de altísima calidad.

Tuve la fortuna de verlo en vivo más de cuatro veces. Tres junto a Juancho Rois, cuya unión con Diomedes dejó una huella imborrable, y una con Iván Zuleta, en aquella emblemática presentación donde lo presentó por primera vez como su nuevo compañero tras la trágica muerte de Juancho. Fue un momento histórico, y a la vez esperanzador, porque Diomedes siempre supo cómo renacer entre el dolor y seguir cantando con sentimiento.

Hoy, en el que sería su cumpleaños número 68, quiero exaltar su memoria, rendirle tributo al hombre que hizo del vallenato una manera de vivir. Aunque el Cacique de la Junta ya no esté en la tierra, su música perdura, más viva que nunca. Dicen incluso que ahora sus canciones producen más que en vida. No me sorprende, es el legado de los grandes.

Quiero cerrar esta columna recordando una de sus canciones más representativas para mí: “26 de mayo”. No solo por coincidir con la fecha de su nacimiento, sino por su belleza melódica y su interpretación llena de sentimiento. En ella, Diomedes relata su niñez, su juventud, su esencia. Es una obra que resume al hijo de La Junta que conquistó a Patillal, Valledupar, Colombia y al mundo.

Diomedes no se ha ido. Mientras haya un corazón que cante sus versos, seguirá vivo. Porque entre La Junta y Patillal, nació un canto inmortal.

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