Del Vandalismo hacia la fuga de capitales

 Por Carlos Andrés Cotes Maya


En Colombia, flagelos como el narcotráfico, la corrupción, la violencia, la falta de inversión social desde hace muchos años y la catástrofe sanitaria social producto del Covid19, entre otros, han disparado la fuga de capitales y el crecimiento de la inflación no se detiene. Se ha venido generando incertidumbre económica, acompañada del aumento acelerado del desempleo cifras reveladas que presenta el Dane con más de 21 millones de personas en condiciones de pobreza acompañada de desigualdad, y aún los gobernantes locales no se enfocan en la realidad del problema. 

 

El aumento de la percepción de inseguridad ciudadana esta por las nubes, la violencia urbana, el vandalismo y las vías de hecho han dejado pérdidas millonarias por más de 400 mil millones de pesos por cada día de paro y bloqueo.

 

En algunas ciudades del país se ha venido presentado desabastecimiento de algunos alimentos. El sacrificio de animales, la pérdida de frutas y de miles de productos han dejado costos incalculables. El paro acompañado del bloqueo de las vías, así como afecta a los productores del campo, también perjudica a las empresas, y  al consumidor final de los alimentos, conllevando a la escasez, donde la inflación diariamente repunta con el aumento excesivo del precio final de los productos que son indispensables para el consumo diario.

 

La inversión extranjera como aportante directo e indirecto al PIB de Colombia, venía presentando un alza del 66% en el  primer trimestre  2021, priorizando más de 30 proyectos estimados en unos 1.500 millones de dólares. Hoy el panorama es distinto, en el mes de abril del presente año disminuyó más del 34% con relación al año anterior. 

 

Ahora lo preocupante son las millonarias pérdidas y recesión económica que  deja el paro nacional, lo que impactaría negativamente en tal sentido que los inversionistas extranjeros podrían recular para no arriesgar su inversión ante la situación de orden público por la que atraviesa el país.

 

La fuga de capitales como válvula de escape que permite de manera lícita la salida de dinero hacia otros países debido a la situación de desconfianza por parte de los inversores, también hunde lentamente la economía del país. Nadie quiere perder y mucho menos correr el riesgo de que sus negocios y bienes se devalúen; se ha visto que los factores de riesgos a la producción  y la incertidumbre política debilita la confianza inversionista e incita para que algunos ciudadanos transfieran sus inversiones a otros países. 

 

Los gobernantes locales deben mirar hacia el pueblo que sueña con el mejoramiento de la calidad de vida, mirar las necesidades de los empresarios con el propósito de invertir en generación de empleo y en fortalecimiento empresarial para impulsar la productividad, patrones fundamentales para contribuir con la reactivación económica del país. 

 

El vandalismo sigue atemorizando a la población civil, a los inversionistas locales y extranjeros, afectando directamente la economía. Por otro lado, finalizo puntualizando que el fortalecimiento de la tercerización criminal sigue llevando las misivas de terror a las ciudades donde las economías ilegales mandan la parada, determinando su accionar delincuencial con la imposición del control del territorio y la frecuente migración delincuencial desde las zonas grises hacia las cabeceras municipales.



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