martes, 17 de junio de 2025

Cinco claves para entender el conflicto entre Israel e Irán


Por: CARLOS ANDRES COTES M.

El conflicto entre Israel e Irán ha escalado hasta convertirse en una de las tensiones geopolíticas más peligrosas del mundo actual. Lo que sucede entre estas dos potencias del Medio Oriente no es un simple 
enfrentamiento militar, sino una pugna estratégica, ideológica y global que involucra armas nucleares, recursos energéticos, estabilidad interna y alianzas internacionales. Para entender lo que realmente está en juego, estas son cinco claves esenciales:

1. La amenaza nuclear iraní
Irán ha estado enriqueciendo uranio a niveles cercanos necesarios para fabricar armas nucleares. Se estima que, antes del reciente estallido del conflicto, Teherán estaba a solo semanas de producir material suficiente para fabricar hasta 15 bombas atómicas. Este escenario representa una amenaza existencial para Israel, que ha advertido que no permitirá que Irán posea armamento nuclear. Para Tel Aviv, una bomba bastaría para intentar borrarla del mapa. Por eso, Israel continuará atacando las instalaciones nucleares iraníes hasta alcanzar uno de tres objetivos: destruir gran parte del programa atómico, forzar a Irán a aceptar un nuevo acuerdo nuclear, o provocar el colapso del régimen iraní.

2. El escudo israelí: su red antimisiles
Una de las razones por las que Israel ha logrado resistir múltiples ataques simultáneos es su impresionante sistema de defensa antiaérea. A nivel 1, cuenta con la famosa Cúpula de Hierro, diseñada para interceptar cohetes de corto alcance y drones. A nivel 2, dispone de la Honda de David, eficaz contra misiles de medio alcance. Y a nivel 3, opera el sistema Arrow, capaz de interceptar misiles balísticos de largo alcance. Estas capas están interconectadas mediante radares avanzados e inteligencia artificial, lo que convierte a Israel en una de las naciones mejor protegidas del mundo frente a ataques aéreos.

3. El factor energético y el estrecho de Ormuz
Irán es un importante productor de petróleo y gas. Israel ha identificado sus infraestructuras energéticas como objetivos estratégicos: al golpear estas fuentes, se debilita tanto la economía como la capacidad militar del régimen. Pero el punto más sensible es el estrecho de Ormuz, un canal marítimo por donde transita buena parte del crudo y gas que abastece al mundo. Irán ha amenazado con cerrarlo si se siente acorralado, lo que causaría un colapso energético global. Sin embargo, este paso está patrullado por fuerzas navales de EE.UU. y Europa, que difícilmente permitirían un bloqueo prolongado.

4. La fragilidad interna del régimen iraní
El régimen iraní enfrenta uno de sus momentos más críticos desde su fundación. En la guerra contra Israel, en cuestión de días, perdió gran parte de su cúpula militar, muchas de sus bases y casi toda su defensa aérea, incluso en Teherán. Esto ha evidenciado una enorme debilidad frente a la superioridad militar israelí. Además, el país vive una efervescencia social interna que no ha desaparecido. Desde 2022, con el lema “Mujer, Vida, Libertad”, miles de jóvenes y mujeres protestan contra la represión, la crisis económica y la falta de libertades. Irán, además, enfrenta divisiones étnicas con grupos kurdos, baluchíes y suníes que podrían actuar como desestabilizadores internos.

5. Los respaldos internacionales: EE.UU. y el “Eje de la Resistencia”
Israel cuenta con el respaldo de Estados Unidos, su principal aliado. Irán, por su parte, lidera el llamado “Eje de la Resistencia”, conformado por Hezbollah, milicias iraquíes, los hutíes y Hamas. Si bien se esperaba que este eje respondiera de forma coordinada a un ataque israelí, Israel fue táctico al neutralizar previamente a Hamas en Gaza y debilitar a Hezbollah en el Líbano. Esto impidió una guerra regional inmediata. Por ahora, EE.UU. ha evitado participar directamente, buscando una salida diplomática, pero si el conflicto se prolonga, es posible que más países se alineen con Israel. En cuanto a las potencias árabes sunitas, aunque se mantienen al margen, comparten un interés común: impedir que Irán obtenga armas nucleares.

En conclusión, el conflicto entre Israel e Irán es una confrontación multifacética donde convergen la amenaza nuclear, la superioridad tecnológica, las tensiones internas, el impacto económico global y los juegos de poder regionales. Aunque aún hay espacio para la diplomacia, la dinámica actual sugiere que, si uno de los actores no cede, la escalada puede arrastrar a toda la región a un escenario de guerra prolongada y de consecuencias impredecibles.

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