sábado, 14 de junio de 2025

Operación León Naciente, el rugido de Israel frente a la amenaza iraní

Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

La historia del Medio Oriente suma un nuevo capítulo de alta tensión con la reciente y fulminante acción militar emprendida por Israel: la “Operación León Naciente”. Esta ofensiva, lanzada hace apenas dos días, marca un punto de inflexión en el prolongado pulso geopolítico entre dos potencias militares de orígenes, credos y visiones de mundo opuestas: Israel e Irán.

Aunque para muchos este conflicto ha sido percibido como una prolongación de enfrentamientos históricos y religiosos, lo cierto es que el problema trasciende lo ideológico. Irán, en las últimas décadas, no solo ha financiado milicias extremistas como Hezbolá, la Yihad Islámica, los hutíes en Yemen y otros grupos hostiles a Israel, sino que ha avanzado sigilosamente en el desarrollo de su programa nuclear. Fuentes de inteligencia sostienen que está a punto de culminar la producción de hasta 15 bombas atómicas, cada una con el poder suficiente para borrar del mapa a Israel, un país de poco más de 9 millones de habitantes.

A pesar de los más de 2000 kilómetros que separan físicamente a Irán de Israel, la distancia no representa una barrera para la potencia tecnológica y militar israelí. Durante las primeras cuatro horas del inicio de la “Operación León Naciente”, Israel asestó un golpe demoledor: eliminó gran parte del alto mando militar de la Guardia Revolucionaria iraní en Teherán, destruyó defensas antiaéreas clave y atacó objetivos estratégicos en instalaciones nucleares y fábricas de misiles. Un ataque quirúrgico, sin precedentes, posible gracias a años de inteligencia del Mossad, que ha logrado infiltrar profundamente las redes terroristas y militares de Irán y sus aliados.

Israel libra actualmente una guerra de múltiples frentes: Gaza con Hamás, el sur del Líbano con Hezbolá, Siria con milicias proiraníes, el mar Rojo con los hutíes y ahora directamente contra Irán. Pero lejos de tambalear, demuestra su capacidad de resistir, responder y defender su soberanía con precisión y determinación.

El fantasma del Holocausto sigue presente en la memoria colectiva de Israel. La aniquilación de más de seis millones de judíos por el régimen nazi hace ocho décadas forjó en el pueblo israelí un compromiso indeclinable: no permitir que la historia se repita. Por eso hoy, Israel no espera a ser víctima, actúa para asegurar su supervivencia. Se ha convertido en una nación que no solo produce ciencia, tecnología y alimentos en pleno desierto, sino que también ruge como un león cuando su existencia está en juego.

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