Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.
La extorsión en Colombia sigue siendo una de las principales amenazas contra la seguridad ciudadana y la convivencia pacífica. Aunque el fenómeno es antiguo, sus modalidades han evolucionado con
el tiempo, adaptándose a las condiciones tecnológicas y a las dinámicas criminales de cada región. Desde las extorsiones carcelarias hasta el sexting, los delincuentes encuentran múltiples formas de intimidar, chantajear y obtener recursos de sus víctimas. Conocer las diferencias entre estas modalidades es fundamental para identificarlas y denunciarlas de manera oportuna.
La extorsión carcelaria se ha convertido en una de las más comunes en los últimos años. Su origen está en los centros penitenciarios, donde internos, valiéndose de teléfonos celulares introducidos de manera ilegal y cómplices en libertad, obtienen bases de datos de empresas recién creadas o de ciudadanos comunes. La información es conseguida mediante medios digitales: redes sociales, registros públicos o filtraciones de contactos empresariales. Los delincuentes simulan pertenecer a grupos armados organizados, buscando infundir miedo con amenazas creíbles, aunque en la mayoría de casos carecen de capacidad real para materializarlas. El objetivo es lograr un pago rápido, que puede ir desde pequeñas sumas hasta montos significativos, dependiendo de la capacidad económica de la víctima. Las consignaciones bancarias y las empresas de giros son el canal habitual para recibir el dinero.
En la extorsión clásica, los actores principales son los grupos armados organizados y las estructuras delincuenciales con capacidad operativa en territorio. Esta modalidad implica una coacción directa mediante amenazas de muerte, atentados, lanzamiento de explosivos o agresiones físicas. El contacto suele ser presencial, por medio de emisarios, panfletos, llamadas telefónicas o mensajes escritos, y en muchas regiones el cobro se conoce como “vacuna”. Los pagos son mensuales y, en la mayoría de los casos, la víctima es forzada a continuar cumpliendo para evitar represalias contra ella o su familia. A diferencia de la modalidad carcelaria, aquí la capacidad de acción violenta de los extorsionistas es real y comprobada.
Por su parte, la extorsión en menor cuantía o microextorsión es llevada a cabo por delincuencia común, con cobros que no superan un salario mínimo. Es sistemática, persistente y se ejerce principalmente en barrios populares, mercados, o zonas con alta informalidad económica. Bajo fachadas como rifas, servicios de seguridad informal o préstamos de cobradiarios, los victimarios conviven en el mismo entorno que las víctimas, generando un ambiente de intimidación constante. Los pagos pueden ser diarios, semanales o mensuales, y aunque las sumas son bajas, el número de afectados es alto.
El sexting extorsivo es una de las formas modernas más peligrosas. Consiste en el chantaje en línea, donde delincuentes exigen dinero a cambio de no difundir fotos íntimas de la víctima. Esta modalidad se ejecuta principalmente en redes sociales y aplicaciones de citas, donde los criminales obtienen imágenes mediante engaños. Una vez tienen el material, pasan del cortejo virtual a la amenaza directa, exigiendo dinero o favores a cambio de silencio. Este tipo de extorsión, también conocido como ciberacoso extorsivo, afecta especialmente a jóvenes y adolescentes.
Otra modalidad creciente es el delito de suplantación de identidad, donde los delincuentes se hacen pasar por funcionarios públicos, policías o miembros de grupos armados para exigir pagos. Usan perfiles falsos, llamadas telefónicas o correos electrónicos para hacer creer a la víctima que tiene problemas legales o de seguridad, presionándola a pagar por “protección” o para “evitar una captura”.
Frente a estas amenazas, la denuncia oportuna es clave. En Colombia, el Gaula de la Policía atiende a través de la línea 165, mientras que el Gaula Militar responde en la 147. Denunciar salva vidas y rompe el círculo de impunidad que alimenta a estas estructuras criminales. Conocer las modalidades es el primer paso para prevenir y protegerse.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario