lunes, 14 de julio de 2025

El rostro cambiante del terrorismo urbano

                                    

Por: CARLOS ANDRÉS COTES

Durante décadas, Colombia ha sido escenario de múltiples expresiones del terrorismo urbano, desde los recordados carros bomba de los años 90 hasta los ataques recientes cometidos por milicias urbanas. Las grandes ciudades del país, especialmente Bogotá, han sido sacudidas por hechos de violencia cuya magnitud ha demostrado que el terrorismo urbano no es un fenómeno nuevo, sino una amenaza que ha evolucionado de manera silenciosa pero contundente. Después del  año 2003, varios atentados evidenciaron la presencia de células capaces de paralizar una ciudad entera. Las tomas universitarias con encapuchados enfrentando a la Policía y dejando uniformados heridos son solo una muestra de ese accionar planificado y violento.

El año 2019 marcó un punto de inflexión. Las principales ciudades fueron blanco de acciones violentas perpetradas por milicias urbanas pertenecientes a Grupos Armados Organizados (GAO), que demostraron una capacidad operativa sorprendente. Las instituciones de inteligencia del país, concentradas tradicionalmente en la lucha contrainsurgente rural, no previeron el salto táctico de la guerra hacia los entornos urbanos. Nuestros ejércitos se especializaron en selvas, montañas y zonas apartadas, descuidando el teatro urbano que sería explotado posteriormente por organizaciones con entrenamiento especializado y conexiones internacionales.

Pese a contar desde hace años con Fuerzas Especiales Urbanas y unidades como el Gaula, fue evidente que no se esperaba un conflicto de estas dimensiones dentro de las ciudades. A lo largo de mi trayectoria y experiencia en temas relacionado con la seguridad pública y ciudadana, pregunté a diferentes expertos, por qué no se anticiparon a esta evolución. La respuesta casi unánime fue que el terrorismo urbano era visto como esporádico, no como parte de una estrategia integral de guerra.

Hoy, luego de décadas de aprendizaje a sangre y fuego, la Policía y el Ejército han desarrollado capacidades importantes para enfrentar este tipo de amenazas. Sus unidades han sido reconocidas internacionalmente por su eficacia en ambientes urbanos. Sin embargo, el desafío persiste. Los GAO y los Grupos Delincuenciales Organizados (GDO) siguen entrenándose en tácticas sofisticadas, muchas de ellas con asesorías extranjeras. Por eso, la inteligencia colombiana debe mantenerse en constante evolución, anticipando amenazas, reformulando estrategias y nunca subestimando la capacidad del enemigo. Prepararse no es opcional, es una necesidad estratégica para preservar la seguridad y la democracia en nuestras ciudades.


#TerrorismoUrbano #CarlosAndrésCotesMaya

 

viernes, 11 de julio de 2025

Asistencia Militar; Herramienta Legal para Recuperar el Orden y la Convivencia Ciudadana


Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

La "Asistencia Militar" es una figura legal establecida en el artículo 170 de la Ley 1801 de 2016, correspondiente al Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana. Se trata de un mecanismo de apoyo excepcional, mediante el cual las Fuerzas Militares pueden intervenir en asuntos de seguridad interna cuando la situación del orden público se ve gravemente alterada y supera las capacidades operativas de la Policía Nacional. Esta medida puede ser solicitada por los gobernadores o alcaldes municipales, previa evaluación de la necesidad real de reforzar la fuerza pública en su territorio.

En Colombia, la seguridad ciudadana y el mantenimiento del orden público son funciones primarias del Estado, siendo la Policía Nacional la autoridad encargada de manera ordinaria de su garantía. Sin embargo, existen contextos críticos donde la criminalidad, el terrorismo urbano, las amenazas a la institucionalidad o la gobernabilidad local obligan a un mayor despliegue de capacidades del Estado. Es ahí donde la asistencia militar se convierte en una herramienta legítima, temporal y proporcional.

La solicitud de asistencia militar debe estar contemplada y articulada en el Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana (PISCC) de cada entidad territorial. Este instrumento de planeación recoge las estrategias de seguridad locales y debe prever, de ser necesario, la activación de esta medida. En caso de no estar contemplada en dicho plan, la asistencia puede ser gestionada por la Policía Nacional, mediante los consejos de seguridad o los comités de orden público, órganos de coordinación interinstitucional donde se evalúa la situación y se oficializa la petición.

Unidades especializadas como los Batallones de Policía Militar y las Compañías de Fuerzas Especiales Urbanas del Ejército Nacional son las encargadas de ejecutar esta asistencia, principalmente en contextos urbanos. No obstante, su intervención debe ir de la mano con las autoridades judiciales, especialmente cuando se trata de procedimientos de captura o judicialización, ya que la función investigativa y penal recae exclusivamente en la Policía Judicial, la Fiscalía General de la Nación y el aparato judicial.

Más allá del respaldo operativo, la asistencia militar también cumple un importante papel en el fortalecimiento de la percepción de seguridad ciudadana. La presencia visible del Ejército en zonas afectadas por el crimen organizado, las bandas armadas o el narcotráfico, envía un mensaje contundente de respaldo institucional a la ciudadanía. Su intervención, además de táctica, es simbólica: representa la recuperación del control estatal sobre el territorio.

La asistencia militar no es una militarización de un territorio determinado, ni pretende sustituir a la Policía, sino una herramienta complementaria en momentos extraordinarios. Usada con rigor, planeación y dentro del marco legal, representa una acción legítima del Estado para restablecer la convivencia, proteger la vida, los bienes y la tranquilidad de la comunidad en zonas donde la criminalidad ha desbordado la capacidad de respuesta tradicional.


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Puesto 30: Carlos Andrés Cotes Maya


Carlos Andrés Cotes Maya, ocupa el puesto 30 en el ranking nacional de expertos en seguridad pública y ciudadana por su contribución institucional, internacional, nacional y  territorial a la gestión de la seguridad en Colombia.

Con una trayectoria como exsecretario de Gobierno del Departamento del Cesar, expresidente del Concejo de Valledupar, comandante del BAAMI Baser 10 de los Profesionales Oficiales de Reserva, Cotes Maya ha liderado procesos de articulación entre autoridades locales, Fuerza Pública, comunidad organizada y entidades de control en el fortalecimiento de estrategias de seguridad pública y ciudadana.

Ha estudiado en Israel, Proyectos Municipales de Seguridad Ciudadana, y en Brasil estudios en Cámaras de Seguridad Ciudadana CCTV. y actualmente se especializa en Políticas de Defensa y Seguridad Internacional.

Su enfoque combina:

  • Política pública local, nacional y latinoamericana en seguridad ciudadana

  • Gestión de convivencia en entornos urbanos y rurales

  • Planeación territorial con enfoque preventivo

  • Fortalecimiento institucional y gobernanza 
  • Políticas de Defensa y Seguridad Internacional 

Carlos Andrés Cotes Maya también ha sido reconocido por su liderazgo en la aplicación de estrategias de seguridad basadas en evidencia, con impacto en municipios priorizados por el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) y escenarios de posconflicto.

Su perfil lo convierte en una figura clave en la nueva generación de expertos nacionales y  territoriales que articulan técnica, política pública y gobernanza para la construcción de paz, seguridad sostenible y resolución de conflictos.

jueves, 10 de julio de 2025

Trayectoria Profesional en Sector de Seguridad, Defensa Nacional y Convivencia Ciudadana de Carlos Andrés Cotes Maya

Carlos Andrés Cotes Maya, (Valledupar, 17 de diciembre de 1974) es un administrador financiero y de sistemas colombiano, especialista en gerencia pública y experto en seguridad ciudadana. Ha ocupado cargos de relevancia en el sector público y militar, entre ellos concejal y presidente del Concejo Municipal de Valledupar, secretario de Gobierno del Departamento del Cesar, y líder financiero del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC). Actualmente se desempeña como asesor en seguridad ciudadana en la Gobernación del Cesar.

Es oficial del Ejército Nacional de Colombia, en donde ostenta el grado de Mayor como Profesional Oficial de Reserva. Ha sido comandante del BAAMI del Batallón de Apoyo y Servicios para el Combate N.º 10 “Cacique Upar” y cuenta con formación en inteligencia militar, Operaciones Psicológicas OPSIC, diplomados en Gestión del Riesgo de Desastres y sistemas de video vigilancia (CCTV). 

A lo largo de su carrera ha cursado estudios internacionales en seguridad ciudadana en países como Brasil e Israel. En este último país fue becado por el gobierno para adelantar un programa académico en la Universidad Beit Berl College - Histadrut. En la actualidad cursa una especialización en Políticas de Defensa y Seguridad Internacional.

Ha sido condecorado con diversas distinciones, entre ellas la Medalla Militar “Fe en la Causa”, la Medalla “Santa Bárbara”, el Mérito de la Reserva del Ejército, el Mérito Ciudadano de la Policía Nacional, y una distinción especial de Migración Colombia.

Desde joven mostró afinidad por la música, aprendiendo a tocar violín y guitarra, y cultivando el gusto por el canto vallenato costumbrista. También fue deportista destacado en su juventud, integrando la selección juvenil de fútbol del Cesar en 1989. En el ámbito político ha sido candidato al Concejo de Valledupar en los años 2007, 2011 y 2015.

Como articulador de políticas de seguridad pública y ciudadana, Cotes Maya se relaciona activamente con entidades del orden nacional y regional para coordinar estrategias que contribuyan al mantenimiento del orden público. Además, escribe columnas de análisis y opinión sobre seguridad internacional, seguridad pública y ciudadana, temas culturales y de ciudad en su blog personal: www.calecotes.blogspot.com

Es reconocido por su disciplina, responsabilidad y entrega a los estudios. Una de sus frases de vida es: “Cuando los hermanos trabajan juntos, las montañas se convierten en oro.”


#Biografía #Hojadevida #Trayectoria

Consejos de Seguridad, herramienta vital de gestión territorial frente a la inseguridad


Por: CARLOS ANDRES COTES M.

En Colombia, los Consejos de Seguridad son una figura estratégica que, aunque no están plenamente reglamentados de forma específica por tipos, sí cuentan con base legal sólida en la Constitución, la Ley 62 de 1993, la Ley 1801 de 2016 y la Ley 418 de 1997 y el Decreto 2615 de 1991 que reorganizó los Consejos de Seguridad en Colombia. Gobernadores y alcaldes, como primeras autoridades de Policía en sus territorios, tienen la facultad de convocarlos para enfrentar amenazas a la seguridad y al orden público, adaptando su enfoque según el tipo de riesgo o sector impactado y objetivo específico.

El Consejo de Seguridad Ciudadana, se puede realizar de manera: (extraordinario, departamental, Regional, Metropolitano, Interdepartamental, Ministerial y Nacional) es el más común. Se activa ante delitos como homicidios, hurtos, extorsiones, asonadas, entre otros. Convoca a Policía, Fiscalía, Ejército, Procuraduría, Personería, Defensoría y autoridades, quienes coordinan medidas de control, investigación y prevención.

El Consejo de Seguridad Rural atiende problemáticas en zonas rurales como abigeato, minería ilegal, narcotráfico o presencia de grupos armados. Es vital en municipios con corregimientos dispersos. Lo integran Ejército, Policía, ICA, , autoridades locales y líderes campesinos.

El Consejo de Seguridad Ambiental responde a delitos contra los recursos naturales. Es convocado ante alertas de deforestación, tráfico de especies, o contaminación. Participan autoridades ambientales (CAR, Parques), Policía Ambiental, Fiscalía Ambiental y entes territoriales.

El Consejo de Seguridad Escolar protege entornos educativos frente a consumo de drogas, abuso, reclutamiento o violencia escolar, amenazas. Se implementa con instituciones educativas, Policía de Infancia, ICBF, secretarías de educación y padres de familia.

El Consejo de Seguridad para la Mujer se enfoca en violencias basadas en género, feminicidios o trata de personas. Convoca comisarías de familia, Fiscalía, Policía, Consejerías de Mujer y sociedad civil. Su activación es clave ante cifras preocupantes de violencia contra mujeres.

El Consejo de Seguridad con Comunidades y Juntas de Acción comunal, aborda amenazas a poblaciones étnicas, LGTBIQ+ o líderes sociales. Su enfoque diferencial permite articular medidas de protección específicas y culturalmente pertinentes.

El Consejo de Seguridad Empresarial protege sectores económicos ante extorsión, ciberataques o crimen organizado. Se convoca con gremios, DIAN, Ejército, Policía, Fiscalía y cámaras de comercio.

El Consejo de Seguridad Electoral (diferente a los comités de seguimiento electoral) se puede activar antes y durante procesos electorales. Busca prevenir delitos como trashumancia, amenaza a candidatos y electores,  coacción o violencia política. Lo conforman Registraduría, CNE, MOE, Fuerza Pública y partidos políticos.

El Consejo de Seguridad Carcelario revisa situaciones críticas en centros penitenciarios: motines, extorsión desde cárceles o fugas. Participan INPEC, Policía, Fiscalía y Ministerio de Justicia.

Desde las entidades territoriales, estos consejos deben responder a diagnósticos reales, estar sustentados en datos, y generar planes de acción articulados. Aunque su convocatoria es discrecional, su éxito depende del seguimiento a los compromisos, la voluntad política y la articulación interinstitucional. En tiempos de creciente inseguridad, los Consejos de Seguridad son más que reuniones: son el corazón operativo de la gestión pública territorial frente al delito.

jueves, 3 de julio de 2025

Drones en la guerra, una amenaza terrorista en el contexto actual del conflicto

Por: CARLOS ANDRES COTES M.

En la historia de la humanidad, las guerras han sido testigo de constantes transformaciones. Desde los combates cuerpo a cuerpo hasta los enfrentamientos masivos con armas de fuego, cada época ha traído consigo nuevos métodos de lucha. En pleno siglo XXI, los campos de batalla ya no son sólo trincheras o selvas espesas, sino también el cielo, el ciberespacio y el aire que sobrevuela las ciudades. En este contexto, los drones se han convertido en protagonistas silenciosos pero decisivos, transformando radicalmente las estrategias bélicas a nivel global.

El desarrollo de los drones comenzó como un avance tecnológico destinado a reducir las bajas humanas en combate. Inicialmente pensados para labores de vigilancia, reconocimiento y logística, los drones representaban una forma de observar al enemigo sin exponerse. Sin embargo, con el paso del tiempo y la accesibilidad a esta tecnología, lo que antes era exclusivo de las grandes potencias militares se ha transformado en una herramienta al alcance de cualquiera, incluyendo actores como los Grupos Armados Organizados (GAO).

A finales del siglo XX, el uso de drones militares fue un punto de inflexión en la forma de hacer la guerra. En conflictos como Irak y Afganistán, los Estados Unidos utilizaron drones para realizar operaciones quirúrgicas que evitaban enfrentamientos directos. En el siglo XXI, esta evolución se profundizó con el conflicto entre Rusia y Ucrania, donde los drones comerciales adaptados para lanzar explosivos tomaron un rol protagónico. Este fenómeno ha demostrado cómo la innovación tecnológica puede ser rápidamente absorbida por actores en conflicto para maximizar daño y minimizar exposición.

Esta tendencia ha encontrado eco en los grupos armados ilegales, que han comenzado a adaptar drones comerciales —originalmente pensados para entretenimiento o actividades agrícolas— en verdaderas armas de guerra. Los GAO los utilizan para lanzar explosivos sobre instalaciones militares, estaciones de policía e incluso para intimidar y agredir a la población civil. Estos ataques no solo representan una amenaza directa a la vida humana, sino también a la infraestructura crítica del Estado, alterando la seguridad nacional y desafiando la capacidad de respuesta de las fuerzas armadas.

La facilidad con la que estos drones pueden ser modificados y su bajo costo han facilitado su adopción por parte de organizaciones criminales. Su pequeño tamaño, velocidad y maniobrabilidad dificultan su detección y neutralización. Ante este panorama, las Fuerzas Militares de muchos países deben adelantarse a una manera de actuar con urgencia. La respuesta no puede limitarse a improvisaciones tácticas, sino que requiere una transformación estructural: comprender a fondo el funcionamiento y el potencial destructivo de los drones, entrenar a las tropas en su uso y detección, desarrollar contramedidas tecnológicas específicas y, lo más importante, formular una doctrina nacional de defensa antidrones.

El desconocimiento generalizado de la población sobre el uso bélico de los drones también agrava el problema. Aún se ven como simples aparatos recreativos o herramientas audiovisuales, sin tener en cuenta que pueden estar cargados con explosivos listos para ser activados sobre un blanco militar o civil. La malicia con la que estos grupos emplean drones exige una respuesta seria e inmediata.

A nivel global, la defensa antidrones se encuentra aún en desarrollo. Existen armas electrónicas diseñadas para interferir las señales de control de los drones, inhibidores de frecuencia, proyectiles especializados, redes y hasta aves entrenadas para interceptarlos. Sin embargo, estas tecnologías son costosas, escasas y poco desarrolladas en contextos como el colombiano. De ahí la urgencia de invertir en investigación y desarrollo, promover la transferencia de tecnología y crear capacidades propias para enfrentar esta nueva dimensión del conflicto.

Hoy, el país enfrenta una amenaza silenciosa, aérea y tecnológica que exige adelantar nuevas estrategias de seguridad nacional. Los drones no son el futuro de la guerra: son su presente. Su uso por parte de los grupos armados ilegales es una clara advertencia de cómo la tecnología puede ser utilizada para fines destructivos si no se establecen políticas de contención, defensa y adaptación. Se necesita actuar ya, antes de que los cielos se llenen de sombras difíciles de detectar, pero imposibles de ignorar.

sábado, 21 de junio de 2025

El Alto Costo de una Guerra en 7 frentes



Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Desde el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas perpetró una de las masacres más sangrientas en territorio israelí, el panorama del Medio Oriente cambió radicalmente. Israel, en una decisión sin precedentes, optó por no concederle al terrorismo ni un solo minuto de respiro. Desde entonces, la nación judía ha librado una guerra de gran escala, costosa y prolongada, que hoy se libra en siete frentes distintos y simultáneos. Esta guerra no solo se mide en misiles, drones o soldados, sino en recursos económicos gigantescos, desgaste humano y presión geopolítica sin tregua.

El primer y más visible frente es Gaza. Aquí, Israel enfrenta a Hamas en un conflicto que ha dejado miles de víctimas y ha reducido buena parte del enclave palestino a escombros. La estrategia israelí ha sido clara: desmantelar la capacidad militar de Hamas, eliminar sus líderes y destruir su red subterránea. Sin embargo, el precio ha sido altísimo: constantes bombardeos, ataques sorpresa, túneles bajo la frontera, rehenes y una cobertura internacional que oscila entre la condena y la comprensión.

El segundo frente arde en el norte: el Líbano. Allí, Hezbolá lanza misiles casi a diario desde el sur del país. Israel responde con fuego de artillería y ataques aéreos. La frontera está en estado de guerra abierta. A diferencia de Hamas, Hezbolá es una milicia bien entrenada, mejor armada y respaldada por Irán, lo que convierte este frente en una amenaza existencial. La posibilidad de una guerra total con Hezbolá significaría una escalada regional de consecuencias devastadoras.

El tercer frente está a más de 1.500 kilómetros de distancia: Yemen. Desde allí, los hutíes –también patrocinados por Irán– disparan misiles balísticos y drones suicidas contra territorio israelí. Aunque la distancia reduce la frecuencia y efectividad de los ataques, Israel ha tenido que movilizar interceptores de largo alcance y coordinar con aliados occidentales para neutralizar estas amenazas. El conflicto en Yemen expande la guerra a la península arábiga y fuerza a Israel a destinar recursos a un escenario remoto.

El cuarto frente está en Irak, donde milicias chiitas han atacado bases vinculadas a los intereses de Occidente y han prometido vengarse de los bombardeos israelíes en Gaza. Aunque no hay tropas israelíes sobre el terreno, los servicios de inteligencia israelíes y sus aliados han estado activos contra células operativas, saboteadores y lanzadores de misiles. Cada operación encubierta representa una inversión económica y un riesgo diplomático.

El quinto frente se encuentra en Siria, un país desmembrado por la guerra civil, pero donde milicias iraníes y libanesas operan libremente. Israel ha realizado decenas de ataques preventivos contra cargamentos de armas y bases de la Guardia Revolucionaria Iraní. La vigilancia aérea constante y la presión táctica demandan una maquinaria bélica de alta tecnología y gran costo operativo.

El sexto frente no es nuevo: Judea y Samaria, también conocida como Cisjordania. Allí, grupos armados palestinos realizan atentados, emboscadas y ataques individuales. Israel ha incrementado su presencia militar, multiplicado los operativos nocturnos y reforzado los asentamientos. Esta guerra de baja intensidad requiere enormes recursos humanos y logísticos que erosionan el tejido social y aumentan las tensiones internas.

El séptimo frente, y quizá el más peligroso, es Irán. Si bien no existe una guerra directa, la confrontación es constante y multifacética. Israel combate la amenaza nuclear iraní, sabotea instalaciones militares, combate cibernéticamente y desarticula redes de espionaje. Este frente implica no solo armamento, sino también diplomacia de alto nivel, operaciones de inteligencia y cooperación internacional.

Siete frentes simultáneos. Siete guerras en una sola. El costo económico es colosal. Pero para Israel, es el precio inevitable de sobrevivir en una región donde su existencia sigue siendo cuestionada.

viernes, 20 de junio de 2025

Supervivencia en 48 horas, cronología de vida tras una explosión nuclear

Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Una detonación nuclear cambia el curso de la vida en cuestión de segundos. Aunque suene apocalíptico, prepararse mentalmente para las primeras 48 horas tras una explosión atómica puede ser la diferencia entre vivir o morir. Expertos en seguridad y supervivencia nuclear han construido una guía cronológica basada en los efectos inmediatos y posteriores de una explosión atómica, útil en cualquier parte del planeta.

Primeros 15 minutos: Si se presencia un destello intenso en el cielo, nunca se debe mirar directamente: puede provocar ceguera inmediata. Lo primero es cubrir la piel expuesta y protegerse de la luz. Desde el momento de la explosión se cuentan entre 10 y 15 minutos antes de que llegue la onda expansiva. Ese es el margen crítico para encontrar refugio. Idealmente, se debe ingresar a un edificio, apartamento, casa o sótano, preferiblemente sin ventanas. Los automóviles no son seguros debido a la fragilidad de su estructura ante la onda de choque.

De 15 a 60 minutos: En este lapso llega la onda de choque y el caos. Hay que permanecer en el suelo, lejos de vidrios o techos débiles. Los escombros empiezan a volar y la lluvia radiactiva puede comenzar a caer entre los 30 y 60 minutos tras la detonación. Esta lluvia contiene partículas letales. Si comienza a caer, hay que cubrirse nariz y boca con un tapabocas o tela húmeda e ingresar de inmediato al refugio, cerrando todo acceso al exterior.

Entre 1 hora y 24 horas: Este es el periodo más peligroso. La radiación alcanza su punto máximo. Cualquier exposición puede ser mortal. Lo esencial es sellar puertas y ventanas con plástico o cinta adhesiva. No se debe consumir agua del grifo, solo la previamente almacenada. Se recomienda mantenerse alejado de las paredes externas y monitorear la situación mediante un radio AM/FM. Cada centímetro de aislamiento suma puntos a la supervivencia.

De 24 a 48 horas: La radiación comienza a disminuir lentamente, pero el riesgo persiste. Si se cuenta con información precisa, se puede contemplar mudarse a un refugio más seguro, siempre que el trayecto no supere los 10 o 15 minutos al aire libre. Aun así, la exposición debe minimizarse al máximo. La reducción de la radiación sigue un patrón: 1000 unidades a la hora de la explosión, 100 a las 7 horas y 10 unidades a las 49 horas. Salir una hora después implica muerte casi segura. A las 7 horas, salir podría ser probablemente letal. Solo después de las 49 horas hay posibilidad de supervivencia durante cortos periodos fuera del refugio.

Esta cronología no es ciencia ficción. Es una guía de emergencia respaldada por la experiencia de científicos, militares y expertos en desastres. No se trata de generar pánico, sino de promover la preparación ante un escenario extremo. Atender estas recomendaciones, incluso de forma preventiva, puede salvar vidas en el momento más inesperado.

miércoles, 18 de junio de 2025

Los Rostros de la Seguridad; Conceptos de Múltiples Dimensiones


Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Hablar de seguridad es abordar una variedad de enfoques que, aunque interrelacionados, tienen objetivos, alcances y metodologías distintas. Desde lo personal hasta lo global, la seguridad adopta distintas formas que reflejan los desafíos del entorno contemporáneo.

La seguridad ciudadana se enfoca directamente en la protección de las personas frente a delitos comunes como el hurto, homicidio, violencia interpersonal o el microtráfico. Su gestión se centra en modelos de prevención como el patrullaje focalizado, la participación comunitaria y los voluntariados vecinales, quienes actúan como actores clave en la articulación entre comunidad y autoridades. Este enfoque privilegia el entorno local y la relación directa entre ciudadanos y Fuerza Pública La tasa de homicidios, uno de sus principales indicadores, se calcula dividiendo el número total de homicidios registrados en un año por el total de la población, y multiplicando el resultado por 100.000. Este resultado permite comparar niveles de violencia letal entre territorios y establecer prioridades en políticas públicas.

Por otro lado, la seguridad pública amplía el espectro, pues no solo atiende el delito común, sino también el orden público, las protestas sociales, los disturbios, la protección de infraestructuras críticas y el cumplimiento de normas civiles y administrativas. Involucra la gestión territorial del orden social, garantizando la paz y el respeto a las normas mediante entidades como la Policía Nacional, El Ejército Nacional, y el ministerio del interior y los organismos judiciales.

La seguridad humana, de enfoque más moderno, trasciende lo policial. Aquí el concepto de seguridad se vincula al desarrollo: salud, educación, alimentación, medio ambiente y libertades. Propuesto por Naciones Unidas, su lógica es proteger a la persona de amenazas estructurales más allá del crimen, como la pobreza extrema, el desempleo o el desplazamiento forzado.

En otro plano está la seguridad cibernética, que busca proteger los sistemas informáticos y redes digitales frente a amenazas como el robo de datos, ataques de malware o suplantación de identidad. Es un tipo de seguridad intangible pero vital en un mundo digitalizado, donde la información es tan valiosa como un bien físico.

Hablando de bienes físicos, la seguridad física se orienta en salvaguardar instalaciones, personas y activos materiales. Utiliza medios como cámaras, accesos controlados, vigilantes privados y protocolos de evacuación, siendo vital tanto en empresas privadas como en entidades de orden estatal.

La seguridad transnacional responde a fenómenos criminales que cruzan fronteras: trata de personas, narcotráfico, minería ilegal, terrorismo, tráfico de armas y lavado de activos. Este tipo de seguridad requiere cooperación internacional, inteligencia conjunta y marcos jurídicos supranacionales.

La seguridad internacional, por su parte, abarca las relaciones entre Estados y organismos multilaterales para prevenir conflictos armados, garantizar la paz global y gestionar crisis de carácter geopolítico o humanitario. Involucra tratados internacionales, despliegues de misiones de paz, sanciones diplomáticas, control de armas de destrucción masiva y mecanismos de prevención de guerras. En un mundo globalizado, la estabilidad internacional es esencial para el desarrollo, el comercio y la cooperación entre naciones.

La seguridad vial, aunque muchas veces subestimada, salva vidas diariamente. Se enfoca en la prevención de accidentes de tránsito a través de infraestructura adecuada, control de velocidad, campañas educativas y normas estrictas. En países con altos índices de siniestralidad vial, este enfoque es prioritario.

Finalmente, la seguridad nacional implica la protección del Estado frente a amenazas internas o externas, sean militares, económicas, políticas o cibernéticas. Es la más estratégica y comprende las capacidades de defensa, contrainteligencia, diplomacia y control de fronteras.

Comparar estos tipos de seguridad permite entender que, aunque parten de una misma necesidad –proteger la vida, los derechos y los bienes, cada una responde a niveles distintos de amenaza: desde el barrio hasta el ciberespacio, desde el ciudadano hasta el Estado. Su diferencia no solo está en el nivel territorial o el tipo de amenaza que abordan, sino también en los actores que participan, los métodos que emplean y los fines que persiguen. Una política de seguridad integral debe comprenderlas todas y articularlas para que no trabajen aisladas, sino en red. Solo así, la seguridad deja de ser reactiva y se convierte en una garantía real para el bienestar humano.

martes, 17 de junio de 2025

Cinco claves para entender el conflicto entre Israel e Irán


Por: CARLOS ANDRES COTES M.

El conflicto entre Israel e Irán ha escalado hasta convertirse en una de las tensiones geopolíticas más peligrosas del mundo actual. Lo que sucede entre estas dos potencias del Medio Oriente no es un simple 
enfrentamiento militar, sino una pugna estratégica, ideológica y global que involucra armas nucleares, recursos energéticos, estabilidad interna y alianzas internacionales. Para entender lo que realmente está en juego, estas son cinco claves esenciales:

1. La amenaza nuclear iraní
Irán ha estado enriqueciendo uranio a niveles cercanos necesarios para fabricar armas nucleares. Se estima que, antes del reciente estallido del conflicto, Teherán estaba a solo semanas de producir material suficiente para fabricar hasta 15 bombas atómicas. Este escenario representa una amenaza existencial para Israel, que ha advertido que no permitirá que Irán posea armamento nuclear. Para Tel Aviv, una bomba bastaría para intentar borrarla del mapa. Por eso, Israel continuará atacando las instalaciones nucleares iraníes hasta alcanzar uno de tres objetivos: destruir gran parte del programa atómico, forzar a Irán a aceptar un nuevo acuerdo nuclear, o provocar el colapso del régimen iraní.

2. El escudo israelí: su red antimisiles
Una de las razones por las que Israel ha logrado resistir múltiples ataques simultáneos es su impresionante sistema de defensa antiaérea. A nivel 1, cuenta con la famosa Cúpula de Hierro, diseñada para interceptar cohetes de corto alcance y drones. A nivel 2, dispone de la Honda de David, eficaz contra misiles de medio alcance. Y a nivel 3, opera el sistema Arrow, capaz de interceptar misiles balísticos de largo alcance. Estas capas están interconectadas mediante radares avanzados e inteligencia artificial, lo que convierte a Israel en una de las naciones mejor protegidas del mundo frente a ataques aéreos.

3. El factor energético y el estrecho de Ormuz
Irán es un importante productor de petróleo y gas. Israel ha identificado sus infraestructuras energéticas como objetivos estratégicos: al golpear estas fuentes, se debilita tanto la economía como la capacidad militar del régimen. Pero el punto más sensible es el estrecho de Ormuz, un canal marítimo por donde transita buena parte del crudo y gas que abastece al mundo. Irán ha amenazado con cerrarlo si se siente acorralado, lo que causaría un colapso energético global. Sin embargo, este paso está patrullado por fuerzas navales de EE.UU. y Europa, que difícilmente permitirían un bloqueo prolongado.

4. La fragilidad interna del régimen iraní
El régimen iraní enfrenta uno de sus momentos más críticos desde su fundación. En la guerra contra Israel, en cuestión de días, perdió gran parte de su cúpula militar, muchas de sus bases y casi toda su defensa aérea, incluso en Teherán. Esto ha evidenciado una enorme debilidad frente a la superioridad militar israelí. Además, el país vive una efervescencia social interna que no ha desaparecido. Desde 2022, con el lema “Mujer, Vida, Libertad”, miles de jóvenes y mujeres protestan contra la represión, la crisis económica y la falta de libertades. Irán, además, enfrenta divisiones étnicas con grupos kurdos, baluchíes y suníes que podrían actuar como desestabilizadores internos.

5. Los respaldos internacionales: EE.UU. y el “Eje de la Resistencia”
Israel cuenta con el respaldo de Estados Unidos, su principal aliado. Irán, por su parte, lidera el llamado “Eje de la Resistencia”, conformado por Hezbollah, milicias iraquíes, los hutíes y Hamas. Si bien se esperaba que este eje respondiera de forma coordinada a un ataque israelí, Israel fue táctico al neutralizar previamente a Hamas en Gaza y debilitar a Hezbollah en el Líbano. Esto impidió una guerra regional inmediata. Por ahora, EE.UU. ha evitado participar directamente, buscando una salida diplomática, pero si el conflicto se prolonga, es posible que más países se alineen con Israel. En cuanto a las potencias árabes sunitas, aunque se mantienen al margen, comparten un interés común: impedir que Irán obtenga armas nucleares.

En conclusión, el conflicto entre Israel e Irán es una confrontación multifacética donde convergen la amenaza nuclear, la superioridad tecnológica, las tensiones internas, el impacto económico global y los juegos de poder regionales. Aunque aún hay espacio para la diplomacia, la dinámica actual sugiere que, si uno de los actores no cede, la escalada puede arrastrar a toda la región a un escenario de guerra prolongada y de consecuencias impredecibles.

lunes, 16 de junio de 2025

Seguridad Ciudadana y Pública, Motor del Desarrollo en las regiones


Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Hablar de desarrollo económico, turístico y social en los territorios sin referirse primero a la seguridad ciudadana y pública es desconocer el corazón mismo que hace latir las dinámicas de una región. La seguridad no es un elemento más dentro del engranaje institucional; es el fundamento que permite que todo lo demás funcione: desde la inversión empresarial, hasta la llegada de turistas y la generación de empleo. Sin seguridad, no hay desarrollo posible.

En países donde grupos ilegales imponen control territorial, los fenómenos delictivos como la extorsión se vuelven cotidianos. Micro, pequeños y medianos empresarios que son el verdadero motor de las economías locales, se ven obligados a pagar “vacunas” para sobrevivir. Quienes no pueden responder a estas exigencias criminales, terminan quebrando sus negocios, dejando tras de sí locales cerrados, familias afectadas y empleos perdidos. La extorsión actúa como un veneno silencioso que, gota a gota, asfixia cualquier iniciativa de emprendimiento.

De igual manera pasa con la  amenaza del secuestro. Esta práctica atroz no solo destruye la estabilidad emocional de las víctimas y sus familias, sino que también ahuyenta la inversión. Ningún empresario o inversionista nacional o extranjero apostará por un país donde la libertad y la vida misma están en riesgo. Tal cual ocurre con los bloqueos viales promovidos por estructuras criminales que utilizan a la población civil como escudo o fachada, afectando el tránsito por vías esenciales para el comercio y el turismo.

Cuando un turista percibe riesgo, simplemente no llega. Los destinos con potencial cultural, natural o histórico pierden visitantes, y con ellos ingresos, empleo y promoción. Las rutas que deberían conectar sueños y oportunidades se ven cerradas por el miedo. La consecuencia es directa: hoteles vacíos, restaurantes cerrados y comunidades sumidas en la frustración.

La percepción de seguridad es casi tan importante como la seguridad misma. Cuando las comunidades sienten que su entorno es seguro, los negocios florecen, los mercados se amplían y el empleo se fortalece. La inversión llega no solo con incentivos económicos, sino con garantías básicas: orden público, justicia, presencia estatal y control territorial.

Por eso, hablar de seguridad ciudadana y pública no es un tema exclusivo de la Fuerza Pública o de los gobiernos. Es un tema de desarrollo, de futuro. Es la piedra angular sobre la que se construyen regiones competitivas. La seguridad no es solo la ausencia de violencia; es la presencia activa del Estado, del apoyo de la comunidad, del respeto por la ley, del control legítimo del territorio. Y solo a partir de esa base, es que florecen el turismo, la inversión y el empleo.

domingo, 15 de junio de 2025

El momento más débil del régimen iraní


Por: CARLOS ANDRES COTES M.

Irán atraviesa el periodo más vulnerable desde la consolidación de su revolución islámica. Tras una operación quirúrgica por parte de Israel, en la que fueron eliminados miembros clave de la cúpula militar y varios de los principales científicos nucleares iraníes, el régimen de los ayatolás se tambalea en su propia estructura. Lo que antes eran advertencias, hoy son hechos consumados: Israel ya no combate a través de terceros o fronteras indirectas; ahora, el enfrentamiento es directo, frontal y sin precedentes.

La posibilidad de una catástrofe nuclear se cierne sobre la región. La infraestructura atómica iraní, golpeada duramente por los ataques, plantea un nuevo y alarmante escenario: la liberación no controlada de material nuclear al ambiente. Lo que empezó como una ofensiva estratégica podría devenir en un desastre de escala global si alguna instalación crítica colapsa. Por primera vez, la amenaza nuclear ya no es solo bélica, sino ecológica y humanitaria.

A nivel interno, el régimen iraní enfrenta un dilema existencial. Su caída puede producirse de dos formas: desde arriba o desde abajo. Desde arriba, significaría una rebelión militar, un escenario poco probable en un país donde las fuerzas armadas han sido cuidadosamente subordinadas al poder religioso. Desde abajo, implica que la población, exhausta de la represión y las crisis económicas, se levante en masa contra las autoridades religiosas. Solo si las calles se llenan de ciudadanos exigiendo un cambio real, la legitimidad que aún ostenta el régimen podría colapsar.

Pero acabar con el ayatolá no es suficiente. La figura del líder supremo, por poderosa que sea, forma parte de un entramado teocrático que tiene mecanismos de sucesión bien establecidos. Eliminar o neutralizar al ayatolá actual no garantiza el fin del sistema. El régimen, como tal, podría continuar con otro rostro, pero con la misma lógica de control. Pero el gobierno de Israel manifiesta que la única vía efectiva para desmantelar el régimen es minar su legitimidad frente a sus propios ciudadanos y eliminar al Ayatolá.

Y es ahí donde Israel ha logrado avances significativos. Ha doblegado a los "proxys" iraníes en Líbano, Siria, Irak y Yemen, evidenciando que el régimen de Teherán ya no puede proteger ni sus intereses ni su retórica revolucionaria. Esa pérdida de capacidad para proyectar fuerza socava, poco a poco, la percepción de invulnerabilidad del poder iraní. Si Israel continúa avanzando en este terreno —militar y simbólicamente— el régimen puede llegar a un punto de no retorno. Y en ese punto, no será necesario un misil para acabar con el ayatolá: bastará con que su pueblo ya no lo crea invencible.

sábado, 14 de junio de 2025

Operación León Naciente, el rugido de Israel frente a la amenaza iraní

Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

La historia del Medio Oriente suma un nuevo capítulo de alta tensión con la reciente y fulminante acción militar emprendida por Israel: la “Operación León Naciente”. Esta ofensiva, lanzada hace apenas dos días, marca un punto de inflexión en el prolongado pulso geopolítico entre dos potencias militares de orígenes, credos y visiones de mundo opuestas: Israel e Irán.

Aunque para muchos este conflicto ha sido percibido como una prolongación de enfrentamientos históricos y religiosos, lo cierto es que el problema trasciende lo ideológico. Irán, en las últimas décadas, no solo ha financiado milicias extremistas como Hezbolá, la Yihad Islámica, los hutíes en Yemen y otros grupos hostiles a Israel, sino que ha avanzado sigilosamente en el desarrollo de su programa nuclear. Fuentes de inteligencia sostienen que está a punto de culminar la producción de hasta 15 bombas atómicas, cada una con el poder suficiente para borrar del mapa a Israel, un país de poco más de 9 millones de habitantes.

A pesar de los más de 2000 kilómetros que separan físicamente a Irán de Israel, la distancia no representa una barrera para la potencia tecnológica y militar israelí. Durante las primeras cuatro horas del inicio de la “Operación León Naciente”, Israel asestó un golpe demoledor: eliminó gran parte del alto mando militar de la Guardia Revolucionaria iraní en Teherán, destruyó defensas antiaéreas clave y atacó objetivos estratégicos en instalaciones nucleares y fábricas de misiles. Un ataque quirúrgico, sin precedentes, posible gracias a años de inteligencia del Mossad, que ha logrado infiltrar profundamente las redes terroristas y militares de Irán y sus aliados.

Israel libra actualmente una guerra de múltiples frentes: Gaza con Hamás, el sur del Líbano con Hezbolá, Siria con milicias proiraníes, el mar Rojo con los hutíes y ahora directamente contra Irán. Pero lejos de tambalear, demuestra su capacidad de resistir, responder y defender su soberanía con precisión y determinación.

El fantasma del Holocausto sigue presente en la memoria colectiva de Israel. La aniquilación de más de seis millones de judíos por el régimen nazi hace ocho décadas forjó en el pueblo israelí un compromiso indeclinable: no permitir que la historia se repita. Por eso hoy, Israel no espera a ser víctima, actúa para asegurar su supervivencia. Se ha convertido en una nación que no solo produce ciencia, tecnología y alimentos en pleno desierto, sino que también ruge como un león cuando su existencia está en juego.

sábado, 7 de junio de 2025

GAO y GDO - Entre el poder, el territorio y la política del delito - "Definiciones y Conceptos"

Por: Carlos A. Cotes 

En el complejo panorama del conflicto armado y la criminalidad en Colombia, resulta fundamental establecer una diferenciación entre los Grupos Armados Organizados (GAO) y los Grupos Delincuenciales Organizados (GDO). Si bien ambos participan en actividades ilegales que afectan la seguridad y tranquilidad de las comunidades, existen diferencias profundas en cuanto a su dimensión, estructura, proyección y, sobre todo, su reconocimiento político.

Para alcanzar el estatus de GAO, un grupo debe cumplir con ciertos factores determinantes: una amplia capacidad de expansión territorial, un número considerable de integrantes, y la comisión de delitos de alto impacto como el narcotráfico, el secuestro, la extorsión sistemática, los homicidios múltiples y los ataques a la fuerza pública. Estos grupos operan bajo una lógica casi militar, con estructuras jerárquicas definidas y redes logísticas robustas que les permiten sostener una presencia constante en varios departamentos del país. Por ello, el Estado, consciente de su capacidad de daño, suele reconocerlos como actores armados con los cuales eventualmente se podrían entablar diálogos o procesos de paz.

En contraste, los GDO presentan una configuración mucho más reducida. Aunque también poseen cierto nivel de organización, sus estructuras son menos complejas y su influencia territorial se limita a zonas urbanas o rurales específicas. Su accionar gira en torno a economías ilegales como el microtráfico, la extorsión local, el hurto, el contrabando o el sicariato. A pesar de que representan una amenaza real para la seguridad ciudadana, su nivel de sofisticación y poder de fuego es significativamente inferior al de los GAO.

Cabe destacar que muchos GAO comenzaron siendo GDO. Con el tiempo, su crecimiento sostenido, la crueldad de sus acciones y su capacidad para desestabilizar regiones enteras los fue posicionando como actores de peso en la escena nacional. Esta evolución les permitió adquirir un estatus político diferenciado, lo que explica por qué, mientras los GAO son considerados interlocutores válidos en procesos de paz, los GDO siguen siendo objeto de operativos policiales, militares y judiciales.

Este panorama se ha complejizado aún más en los últimos años. Algunos GDO, que antes tenían una presencia local limitada, ahora buscan expandirse hacia otros departamentos, generando disputas territoriales con otros actores ilegales, incluidos los GAO. Esta dinámica ha provocado la redefinición de las llamadas “zonas grises”, especialmente en límites departamentales donde la presencia institucional es débil. En estas áreas, la confrontación entre grupos ilegales se intensifica, incrementan los índices de violencia y resurgen delitos atroces como el secuestro, la extorsión masiva, la trata de personas y el desplazamiento forzado.

A partir de lo anterior, se puede afirmar que la diferencia más significativa entre GAO y GDO no radica solamente en su estructura o capacidad operativa, sino también en el estatus político que pueden llegar a alcanzar. Los GAO, al consolidarse como amenazas estratégicas para el Estado, obtienen un reconocimiento que los pone en condiciones de negociar, mientras que los GDO quedan relegados a la marginalidad criminal. Sin embargo, esta forma de reconocimiento plantea serios interrogantes sobre la legitimidad de los procesos de paz y la manipulación del conflicto armado como un negocio persistente que, ante la falta de soluciones estructurales, perpetúa la guerra y la criminalidad.

En esta línea, la promulgación de la Ley 2272 de 2022 ha introducido una nueva dimensión al debate. Esta norma estableció una diferenciación adicional entre los GAO y las llamadas Estructuras Armadas de Crimen de Alto Impacto (EACAI). Mientras que a los primeros se les habilitan canales para diálogos de paz, a las segundas se les propone una sujeción a la justicia. Esta distinción ha generado discusiones jurídicas y políticas, al poner en tensión los límites entre lo político y lo criminal dentro de los marcos legales vigentes.

A esta diferenciación se suma la Directiva 015 de 2016 del Ministerio de Defensa, mediante la cual el Estado colombiano refinó su enfoque estratégico. Esta directiva estableció lineamientos claros para enfrentar a los GAO bajo el marco del Derecho Internacional Humanitario (DIH), y a los GDO bajo el paraguas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos (DIDH), asignando a cada grupo una respuesta estatal diferenciada.

Así, las Fuerzas Militares asumen el combate directo contra los GAO, dada su estructura armada, capacidad de fuego y control territorial. Estas operaciones, enmarcadas en el DIH, reconocen la beligerancia del fenómeno y permiten aplicar tácticas militares con mayores márgenes operativos. Por su parte, la Policía Nacional lidera las acciones contra los GDO, priorizando la investigación criminal, la captura y la judicialización.

En este contexto, la creación del Protocolo de Caracterización GAO ha sido una herramienta clave para evitar ambigüedades. Este instrumento técnico permite establecer con precisión si una organización debe ser tratada como un grupo armado organizado o como una estructura criminal común. Su correcta aplicación previene tanto excesos operacionales como errores jurídicos durante las intervenciones estatales.

Finalmente, es importante reiterar que un Grupo Armado Organizado (GAO) es aquel que posee una estructura jerárquica, capacidad de actuación armada continua, control territorial y enfrenta sistemáticamente al Estado. Su accionar, más allá del interés económico, representa una amenaza estratégica que exige una respuesta bajo el DIH. En cambio, un Grupo Delincuencial Organizado (GDO) tiene como objetivo principal la obtención de beneficios materiales mediante la comisión de delitos, sin que su estructura ni su accionar alcancen el umbral del conflicto armado interno. Esta diferenciación legal es crucial para orientar adecuadamente la acción del Estado, y evitar confusiones que puedan traducirse en errores operativos o jurídicos.

viernes, 6 de junio de 2025

Indiana Jones: Aventuras que Marcaron una Generación


Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Desde que por primera vez, siendo apenas un niño a comienzos de los años 80, vi Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, entendí cuál sería mi género cinematográfico favorito para siempre: la aventura. Ver a Harrison Ford, uno de los actores más emblemáticos y carismáticos del cine internacional, encarnar al intrépido arqueólogo con sombrero y látigo fue como abrir una puerta a un mundo de misterios, culturas antiguas, peligros ocultos y paisajes exóticos que aún hoy, décadas después, siguen fascinándome.

Aquella película no solo marcó el inicio de una de las sagas más importantes del cine moderno, sino que sembró en mí una pasión por los relatos de búsquedas de tesoros, de ruinas perdidas, de civilizaciones olvidadas y del enfrentamiento entre el conocimiento histórico y la codicia. Ver a Indiana sortear trampas mortales en templos ocultos o descifrar acertijos milenarios fue más que entretenimiento: fue inspiración.

Recuerdo también que, en 1984, nuestros padres nos regalaron a mi hermano mayor y a mí una consola Atari, traída desde el extranjero. Mi única petición fue que trajera el videojuego de Indiana Jones: Raiders of the Lost Ark. Y así fue. Durante años nos sumergimos en ese juego, avanzando nivel tras nivel como si estuviéramos dentro de la misma película, enfrentándonos a retos similares a los del héroe cinematográfico. Cada partida era una expedición.

Es justo destacar la labor de Lucasfilm, la productora detrás de esta maravilla cinematográfica. Sus películas son joyas de producción: desde los efectos especiales hasta los escenarios, pasando por las bandas sonoras inolvidables y los guiones que mezclan acción, humor, historia y emoción. No es casualidad que la saga haya conquistado a generaciones enteras. Indiana Jones no es solo un personaje: es un símbolo cultural.

Con cinco películas, la saga de Indiana Jones ha sabido mantenerse vigente, reinventándose sin perder la esencia que la hizo grande. Para mí, ninguna supera el impacto de la original, pero cada una aporta algo único al universo del personaje. Y aunque el tiempo pasa, sigo convencido de que Harrison Ford es y debe ser Indiana Jones. Nadie ha llevado con tanto carisma y autenticidad ese papel. Ojalá pudiera seguir interpretándolo hasta el final de sus días.

Porque hay películas que se disfrutan, y otras que se convierten en parte de la vida. Para mí, Indiana Jones siempre será la mejor aventura jamás contada

martes, 3 de junio de 2025

La Telaraña de Zelensky: Inteligencia, Guerra y Estrategia en Acción...


Por: CARLOS ANDRES COTES M

La reciente "Operación Telaraña", ejecutada por Ucrania contra infraestructuras militares rusas, ha dejado claro que la guerra moderna no solo se libra con armamento pesado, sino con inteligencia, paciencia y precisión quirúrgica. Detrás de esta operación está la visión estratégica de un presidente que ha demostrado ser mucho más que un símbolo de resistencia: Volodímir Zelensky.

Zelensky no es un militar de carrera, pero ha asumido el rol de comandante en jefe con una disciplina y astucia poco vistas en líderes contemporáneos. Su lenguaje corporal, su postura firme, y su forma de vestir –siempre en ropa táctica, incluso en visitas diplomáticas de alto nivel como a la Casa Blanca o al Vaticano– no son detalles menores. El mensaje es claro: es un presidente en guerra, activo las 24 horas, que no baja la guardia ni siquiera en los espacios donde la diplomacia suele suavizar las formas.

Quienes lo observamos durante su visita a Washington, en reunión con el entonces presidente Donald Trump, pudimos ver en él a un líder que domina el arte de la comunicación no verbal. Con solo sus manos, su mirada y su control del espacio, fue capaz de enviar un doble mensaje: apertura al diálogo y firmeza inquebrantable frente al enemigo. Zelensky entiende el valor de la percepción y la simbología en el teatro de la política internacional.

La “Operación Telaraña” es una demostración impactante del nivel de sofisticación que ha alcanzado Ucrania en materia de inteligencia y contrainteligencia. Planificada durante más de 18 meses, consistió en la infiltración de 117 drones en territorio ruso, camuflados dentro de contenedores de carga de puertas automáticas. Durante año y medio, esos dispositivos permanecieron inactivos, escondidos a plena vista, hasta que fueron activados remotamente desde más de 4.000 kilómetros de distancia. El resultado: ataques simultáneos a cinco aeropuertos militares rusos y la destrucción de 41 aeronaves, entre bombarderos y cazas, causando pérdidas estimadas en 7.100 millones de dólares.

Este golpe certero no solo desestabiliza a Rusia en el plano operativo, sino que evidencia una realidad incómoda: Ucrania, pese a ser más pequeña y con menos recursos, ha sabido utilizar el arte de la guerra moderna con una maestría que recuerda que no hay enemigo pequeño, solo inteligencia mal empleada.

Zelensky ha sabido rodearse de estrategas capaces y ha comprendido que la guerra también se gana en el terreno simbólico, informativo y diplomático. Ha convertido a Ucrania en una causa global, ganándose el respaldo de Europa y buena parte del mundo. La operación Telaraña marca un antes y un después: no solo por su precisión técnica, sino por lo que revela sobre el nuevo rostro del conflicto y el papel clave de los liderazgos que comprenden el poder de la inteligencia como arma principal.

 

viernes, 30 de mayo de 2025

Festival Silvestrista, Valledupar Brilla como la Ciudad de los Grandes Eventos


Por: CARLOS ANDRÉS COTES M.

Durante cuatro días Valledupar se transforma en el epicentro de la música, la cultura y la celebración con el Festival Silvestrista, una cita sin precedentes que reúne a más de 100.000 personas alrededor del lanzamiento de la nueva producción musical de Silvestre Dangond: El Último Baile, acompañado por el reconocido acordeonero Juancho de la Espriella. Esta fiesta popular, que incluyó una colorida caravana en su primer día y tres noches consecutivas de conciertos vibrantes, ratificó que Valledupar no solo es la cuna del vallenato, sino también la ciudad de los grandes eventos en Colombia.

El Festival Silvestrista no solo es música; también se destaca por la Casa Museo Silvestrista, un espacio dedicado a contar la historia musical y personal de Silvestre Dangond, donde los asistentes pueden recorrer su trayectoria, y revivir momentos emblemáticos del artista. Esta propuesta cultural se convirtió en una de las atracciones más visitadas, impulsando el sentido de pertenencia y exaltando la riqueza artística de la región.

Valledupar continúa posicionándose a nivel nacional como un referente en cultura y artes, superando incluso a otras capitales con espectáculos de talla internacional que combinan tradición, innovación y pasión por la música. El dinamismo de eventos como este genera un impacto directo en la economía local: hoteles al 100% de ocupación, restaurantes llenos, transporte activo, y el comercio revitalizado por la llegada masiva de turistas que, además de disfrutar, invierten en la ciudad.

Estos grandes encuentros fortalecen a emprendedores, artesanos y comerciantes que ven en cada visitante una oportunidad para crecer. Por eso, es necesario seguir apostando por una agenda de eventos que mantenga a Valledupar como destino turístico y cultural de alto nivel, garantizando que la moneda circulante siga alimentando el desarrollo económico y social de una ciudad que vibra al ritmo del vallenato y se proyecta hacia el futuro con fuerza y orgullo.

Es clave continuar apostando por eventos de este calibre y sigan fortaleciendo el ecosistema comercial, cultural y turístico de Valledupar. La capital del Cesar ya no solo es la cuna del vallenato: es la capital de los grandes eventos y una potencia cultural en crecimiento en Colombia.

El rostro cambiante del terrorismo urbano

                                     Por: CARLOS ANDRÉS COTES Durante décadas, Colombia ha sido escenario de múltiples expresiones del terro...